Galería
Álvaro Reyes Toxqui

Un día desperté con la zozobra en mis manos. Sentí que no tenía tiempo y que la sombra de la muerte estaba sobre todos y sobre mí. La pandemia nos laceró arrebatándonos a muchos de los nuestros y todos los días nos señalaba como la siguiente víctima. En esos días lúgubres, la zozobra me arrastró hacia el pincel y al bastidor. Así, aferrado a mi vocación de contador de historias, nacieron mis ejercicios pictóricos que son balbuceos frente a los asombros de mi vida, sólo eso.
Devaneos
Han pasado ya dos años y medio desde el día en que decidí tardiamente aprender el lenguaje de la pintura. En todo este tiempo he saltado de asombro en asombro. ¿Qué es una obra de arte? -preguntó alguna vez el filósofo Heidegger. Si bien su planteamiento acerca de que es el lugar donde se devela la verdad resulta provocadora, lo cierto es que nada nos prepara para experimentarla en su mayor crudeza. Hay quienes han afirmado que «el arte cura» y han creado todo un discurso terapéutico. De modo personal, la pintura es un constante ejercicio introspectivo en donde se develan los abismos humanos. Por supuesto que sólo son vistazos porque nos espanta la suprema obra de arte que es, en pocas palabras, la experiencia de la vida frente a la muerte. La presente galería es la muestra de esos devaneos míos que pretenden ser una mirada y una voz.